Todo es Relativo. Menos los Hechos

Todo es relativo. Menos los Hechos. Y son los hechos, la única verdad palpable. A pesar de Voltaire.

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miércoles, 19 de octubre de 2011

Tiempo para Meditar 3/6

- Y por lo tanto tampoco resucitó, pero déjenme llegar ahí.  Para derrocar al Sanedrín, los sacerdotes encabezados por José de Arimatea debían ajustar todo con las profecías, pero como no fue la guardia de Sanedrín la que mató al Mesías, tampoco fue Herodes sino Roma. Donde Roma lo prenda, resucitado y todo, lo vuelve a crucificar.  De nada sirvió el circo de empatar a Jesús con el esperado Mesías, Caifás y sus sacerdotes siguen con el poder del Templo y José de Arimatea junto con sus secuaces, ponen tierra de por medio y huyen al rincón más lejano del Imperio, hoy conocido como Gales.
- Es que eso no puede ser, contradice la Biblia, es imposible.
- Es curioso, que Jesús dizque resucitado nunca se muestre ante las masas, solamente lo hace a su familia, nunca anuncia su resurrección ante las masas ¿Sería por miedo a Roma o por que ya era imposible sostener la farsa?
-No puede ser, lo que dices es increíble, un golpe de estado, estas diciendo que todo fue un golpe de estado.
- Es increíble pero fue posible y lo mejor es que es verificable, fue un intento de golpe de estado; recuerda que el pueblo judío era una teocracia.  Pero no todo terminó allí.  El golpe de estado fue un fracaso, pero la doctrina esenia de pacifismo y virtud, combinada con el cumplimiento de las profecías, encontró entre el fanático, sometido y hambriento pueblo, tanta aceptación y eco, que hizo que los gentiles y entre ellos una buena parte de la nobleza romana le prestara atención y rápidamente creció en seguidores tanto gentiles como judíos, dándole así al pueblo su esperado Mesías resucitado; aunque no fue el Mesías esperado por el Sanedrín ni por los facciosos que desesperadamente deseaban quitarse del cuello la bota de Roma; eso lo haría Simón Bar Jona más o menos 35 años después.
La historia no termina aquí, los judíos seguidores de la nueva doctrina, supersticiosos, fanáticos y xenófobos en esencia, se molestan por que los Goim abracen las enseñanzas del Nazareno, llega el momento en que los Goim son mayoría y a punto está de desatarse otro conflicto entre los judíos encabezados por Santiago hermano de Jesús y los Goim encabezados por Saúl de Tarso; un judío “helenizado”, antiguo fariseo que predicaba entre los Goim.  En el año 56 se convoca al primer concilio cristiano en Jerusalén, donde la postura incluyente de Saúl de Tarso se impone a la fanáticamente excluyente de Santiago.
Es Saúl de Tarso, el artífice de darle “universalidad” a la doctrina del Mesías, es él, el responsable de transformar un movimiento herético-político de la etnia judía, en una religión universal. Es también el responsable de la creación del Dios-Espíritu. Si, si, señores, por mas sotanas que se desgarren los más doctos exegetas, el Espíritu Santo, es creación de Saúl de Tarso.  Es el Dios-Espíritu, el encargado de conciliar bajo un mismo criterio a los monoteístas judíos y a los politeístas romanos; dejándoles a Dios a los judíos y dándoles la Santísima Trinidad a los politeístas, todo en el mismo saco.  Hay que quitarse el sombrero y reconocer el genio superior de San Pablo.
La razón de esta larga explicación, obedece a que fue allá, en la lejana Judea donde se forjó el pilar fundamental de la cosmovisión de los conquistadores españoles y también para así poder contestar las preguntas ¿Cómo es que termina el emperador, subordinado al Papa?  ¿Cómo terminan las leyes del imperio siendo leyes secundarias subordinadas a las leyes de Dios-Padre? ¿En qué se fundamentan dichas leyes celestiales?  ¿Cuál es la fuente de la que dimanan? Y   ¿Quién o quiénes las concibieron?
Pues bien, las respuestas, tienen nombre y apellido.  Aurelio Agustín, lo llamo con su nombre de pila, para no caer en prejuicios y así mantener al hombre como tal y no elevarlo al plano de divinidad.  Nacido en Tagaste, provincia de Cartago, África.  Creció en la religión Púnica, que consistía en la total obediencia y resignación al Dios Baal, es de esta religión de donde Aurelio Agustín, toma la primicia de que la voluntad divina es absoluta.  Aurelio creció entre la palomilla de Tagaste, destacándose por ser un pillo de antología y un tramposo sin paralelo, él debía ganar a toda costa; esta actitud mortificaba mucho a se madre Mónica que era cristiana.  Al llegar a la pubertad, como buen africano y ciudadano de imperio romano, comenzó a manifestar una escandalosa conducta sexual, con diversas y variadas inclinaciones y si a esta conducta le sumamos que era un truhán de temer, pues imaginen la congoja en la que vivía su madre, día a día la pobre madre, bañada en lágrimas le suplicaba al lujurioso Aurelio Agustín que se alejara de todo tipo fornicación, en cambio su padre le festejaba todos sus desmanes.  Entró a la escuela a la fuerza y de inmediato mostró ser un retrasado para las matemáticas y un flojo sin talento para las artes; en lo único que mostraba cualidades muy superiores a sus compañeros era en mentir y justificar sus pretextos.  Entonces su padre lo mandó a estudiar literatura y elocuencia a Manduro, la tierra de Lucio Apuleyo y fueron las obras de éste, las que le abrieron las puertas al mundo de la filosofía, la obra que marcó para siempre la conciencia de Aurelio Agustín fue El Hortencio de Cicerón, gracias a ella puede conciliar la religiosidad púnica y el cristianismo que su madre tanto insiste en que abrace.
Aurelio Agustín ahora tenía una meta, encontrar la verdad, la verdad absoluta.  Sediento de nuevas ideas, abraza el Maniqueísmo, es algo así como la teoría de caos de la religión, es una mezcla complicada de mitología, fantasía, filosofía y teología; la piedra angular de este movimiento es el dualismo entre el bien y el mal; la luz y las tinieblas; el Dios bueno, contra el Dios malvado… La sed de razón llevó a Aurelio Agustín a dejar de lado a Baal y abrazar al Maniqueísmo, racional y material.  En esta época se junta en amasiato con una liberta, hecho que casi hace que su madre muera de pena y vergüenza, de este amasiato nace Adeodato y nuevamente su cristiana y piadosa madre casi se ahoga en un mar de lágrimas y le exige que abandone a la liberta, que huya de toda fornicación y pecado; ¡Que chulada de suegra!  Pero el cachondo de Aurelio Agustín no le hace caso.  Tiempo después, por razones de trabajo se muda a Roma; Simaco su amigo y uno de los maniqueos más respetados e influyentes le consigue trabajo en Milán, junto al famoso obispo Ambrosio.  Establecido en Milán, manda por su concubina, su hijo y su madre y es ahí en Milán, escuchando los sermones del obispo Ambrosio que Aurelio Agustín se interesa al fin por el cristianismo.  Su situación conyugal causa molestia entre la nobleza de Milán y por fin su madre logra que deje a su concubina y tome por esposa una mujer de su agrado de y del de la nobleza de Milán. Le arrebata a Adeodato y la pone de regreso a África ¡Que chulada de pañalón!
Los sermones de Ambrosio calan tan profundo en la inquieta razón de Aurelio Agustín que abandona a Manes y entra en el catecúmeno de la Iglesia Cristiana; aquí hace dos hallazgos, a Plotonio y a Dios.  Aurelio Agustín llega a Dios de la mano de Plotonio. “La majestuosa especulación plotoniana, le elevo, finalmente, a una concepción superior de Dios, concebido como unidad, como espíritu puro, como perfección infinita”6 Aurelio Agustín había encontrado su tan buscada verdad.
A grandes rasgos, estos son los hechos que convierten a Aurelio Agustín en San Agustín.  El máximo pensador católico. La fuente del derecho canónigo, es el pensamiento de Aurelio Agustín.
- ¡Hay no juegues! ¿San Agustín era africano?
- Claro que si.
- Y para decirnos que su pensamiento es la fuente del derecho canónigo nos contaste su vida.
- No. Tiene otro fin. Si me permiten continuar.
- Síguele.
- La obra literaria de San Agustín es monumental, es en una frase; el resumen de la filosofía, miología y folklore del imperio romano. Mezclando y abarcando todo cuanto rodeo al cristianismo primitivo.  Encontramos en la obra de San Agustín, la esencia de la religión púnica, la metafísica de Aristóteles, el dualismo de Zoroastro, los conceptos de igualdad y gobierno de Cicerón, la especulación de Plotonio y  la universalidad de San Pablo.
¿Por qué digo que la obra de San Agustín es la fuente del derecho canónigo?  Simple.  En su libro “De las costumbres de la Iglesia Católica y de las costumbres de los Maniqueos”, se afirma por primera vez el principio de que “Ninguna parte o actividad de la vida humana, debe escapar al magisterio de la Iglesia: ella es la suprema reguladora, de los actos, de los pensamientos y hasta de los sentimientos.  Heredera legítima y en pleno goce de los derechos heredados del maestro crucificado, no puede ceder a ninguno su primogenitura de docente espiritual.  Su primordial praxis no es otra, sino la pedagogía super-humana de la humanidad” 7.  El segundo principio es: “Reconocer y defender siempre, la primicia doctrinal y disciplinaria del obispo de Roma”.8  Y es así que la fuente de la cual dimana el marco jurídico del Estado Pontificio es: La obra de San Agustín.  El complemento formal del derecho canónigo son los cánones de los concilios y los decretos papales.
El impacto de este “derecho” del Estado Pontificio se traduce así.  Jesús dijo: Dar al Cesar lo que es del Cesar y dar a Dios, lo que es de Dios.  Pero San Agustín dijo: Dar a Dios lo que es de Dios y lo que es del Cesar, darlo también a Dios.  Aprovechando el pensamiento agustino, el Papa Siricio, promulgó el decreto de los derechos de Roma y el decreto del derecho de los Papas a decidir lo que la Iglesia debe aceptar o evitar… Todo de la mano de San Agustín. Ahora entienden con lo que me refería al decir que tenía nombre y apellido, y ¿Ya empiezan a ver las repercusiones que tienen en nuestro México de hoy, estos lejanos sucesos?
-      Jamás había yo escuchado una síntesis como ésta Sr. Soy profesor de profesión, pero a punto estuve de ser sacerdote, nunca, nunca había escuchado la vida de Aurelio Agustín, siempre la de San Agustín, Obispo de Hipona.
-      ¡Era obispo! Y como pudo ser obispo siendo el pito suelto que fue, siendo un marido irresponsable, siendo el pájaro de cuenta que era. 
-      Por eso te conté la historia de Aurelio Agustín y no la de San Agustín, por que al hombre hay que medirlo en su entorno y no en el nuestro.  Dar por hecho que la obra y razonamientos de Aurelio Agustín, son producto de la “iluminación” divina, es tanto como afirmar que sólo algunos hombres son “iluminados” y solo los iluminados pueden razonar o hacer obras maravillosas y los otros no.  La Obra de Aurelio Agustín, además de ser un monumento literario de la lengua latina; es un registro detallado de como Agustín fue adquiriendo conocimientos, como los fue razonando e hilando hasta llegar a su ansiada y largamente buscada verdad, sería, mejor dicho, es un crimen al titánico razonamiento de Agustín decir que buscaba a Jesús, no señores, esto es cosecha del alto clero que se pegó a la obra de Agustín como una rémora lo hace al tiburón.  Aurelio Agustín buscaba la verdad, la verdad pura, absoluta y tanto Aristóteles, Cicerón, Manes, Plotonio, Apuleyo y todos los pensadores de quienes nutrió su intelecto, convergen en una idea de verdad que Agustín, después de vivir en el catecúmeno de la iglesia, identifica con Dios.  De haber nutrido su intelecto con Musashi, Geutama Siddharta, Padma Sambhava o Kong Qiu; no habría identificado el producto de su búsqueda con Dios.
Así aclaro entonces que el fundamento ideológico y jurídico del Catolicismo no fue un “rayito” de “Iluminación Divina”, sino el esfuerzo y tesón de un hombre como cualquiera de nosotros.  Aurelio Agustín es por lo tanto tan “iluminado” como cualquier ser humano. La santidad es un “título nobiliario” que le otorgó la Iglesia; así que San Agustín a los altares y Aurelio Agustín a la historia.
-      Estoy de acuerdo con usted.
-      Yo también, pero no se quien carajos son esos últimos que nombraste.
-      Don Beto por favor, Musashi es el pilar de la filosofía samuray, Buda; este si te suena, Padma es el autor del Libro Tibetano de los Muertos y el último es Confucio.
-      ¡Perdone Ud. Mi falta de agricultura!  Síguele, que esta bañada de razones me esta saliendo cara, ya vas por tu segundo pay.
-      Cuando Constantino abraza el cristianismo y lo convierte por decreto en la religión oficial del imperio romano; subordina su autoridad terrenal a Dios; en base a los principios Agustinos de que la Iglesia de Roma es la suprema reguladora y dueña de los actos, pensamiento y hasta sentimientos de los cristianos, el obispo de Roma, el Papa se convierte en la máxima autoridad del imperio.  Por lo tanto, cuando el imperio se fractura en reinos, estos quedan bajo la “protección y tutela” del Estado Pontificio.  Y es así que el Rey, en este caso, el Rey de España, termina siendo vasallo del Papa, y por defecto todo su reino.
Mientras Hernaldo Cortés y sus huestes, sometían a los naturales de México y expandían las fronteras del imperio español y la burocracia divina estructuraba la sociedad. Ocurrió un hecho en Sajonia, Alemania, que tendría repercusiones dantescas en la Nueva España.
Resulta pues, que el licencioso y megalómano del Papa León X, no esperó la llegada de la teoría económica de Adam Smith, y comenzó a ejercer el Gasto gubernamental del Estado Pontificio, haciendo la más grandiosa catedral de la cristiandad: La Basílica de San Pedro; sólo que no calculó correctamente sus gastos, y rápidamente el Estado Pontificio estaba en quiebra; apoyado en el principio agustino de la primicia doctrinal y disciplinaria al Papa y en el decreto de Siricio, que le da a los Papas la facultad de decidir lo que es bueno para la iglesia.  León X inaugura la BCV (Bolsa Celestial de Valores), que básicamente consistía en la emisión de bonos, conocidos como indulgencias, con valor de reducir la estadía propia o de familiares en el purgatorio, el perdón de los pecados sin confesión y títulos de propiedad Celestial; todos estos bonos y títulos, cobrados en efectivo, serían pagaderos después de la muerte, obviamente.
León X envió a Sajonia a su corredor estrella, el Dominico Johann Tetzel, todo iba bien hasta que éste llegó a Magdeburgo donde fungía como párroco Martín Lutero, un monje Agustino (para que la cuña apriete debe ser del mismo palo) Dr. En Teología, Dr.  Biblia, además de ser una autoridad en latín, griego y hebreo, o sea, toda una “reata”.  Lutero recién había regresado de Roma, donde horrorizado y escandalizado vio el funcionamiento de la Bolsa Celestial de Valores, medida con la que no estaba de acuerdo.  El encuentro entre Tetzel y Lutero fracturó para siempre al cristianismo, dio origen a la reforma y por ende al Catolicismo.
En el terreno de la teología, para el Papa este era el segundo asalto, el primero lo había perdido ya con Erasmo de Rotterdam y en este fue apabullado por Martín Lutero; como en río revuelto ganancia de pescadores, los príncipes Sajones aprovecharon la brecha abierta por Lutero y obligaron al emperador del Sacro Impero Romano Germano, Carlos V a permitirles profesar el voto protestante, este voto, fue una afrenta de la que Roma nunca se recuperó y jamás perdonó; cómo iba a perdonarlo si consistía en que la palabra de Dios fuera leída de su fuente por los fieles en su propia lengua; los crímenes de Lutero fueron traducir la Biblia al alemán y desconocer la autoridad del Papa.
Lutero tomó los principios Agustinos y se limpió el culo con ellos, claro que previamente defecó sobre los decretos de Siricio.  En cambio abrazó fuertemente el cristianismo universal de Saúl de Tarso y su magnífica creación, el Dios-Espíritu, y así, conocer la palabra del Dios-Hijo, mediante la iluminación del Dios-Espíritu, se convirtió en uno de los pilares del cristianismo protestante, naciendo así la Iglesia Católica y la Iglesia Protestante.
Para conocer la palabra de Dios, la única forma de hacerlo era leyendo la Biblia.  Mientras en Alemania y Flandes, los monjes protestantes predicaban en el idioma natural, enseñaban a la población a leer al Biblia y ésta salía del analfabetismo; mientras las catedrales góticas eran iluminadas por la razón en alas del Dios-Espíritu, el brazo armado del Papa, el santo oficio de la inquisición, organizaba magnas parrilladas en las que el plato fuerte eran los “herejes” que abrazaban o predicaban el cristianismo según Lutero o cuestionaban la autoridad del Papa. Y acá en la Nueva España, la Burocracia Celestial alarmada por la ola de impiedad y herejía que asolaba Europa, cerraba las puertas, tapaba las ventanas, apagaba las velas y recitaba en latín las enseñanzas Divinas a una población que mal hablaba el español y desconocía por completo el latín.
A raíz de aquel encuentro entre Tetzel y Lutero, para la Nueva España no existió el Renacimiento, el enciclopedismo, la ilustración… Durante 300 años seguimos viviendo en la edad media, en el oscurantismo.  Durante 300 años vivimos el peor de los males imaginables…  Se nos prohibió pensar, se nos privó del rasgo más distintivo del ser humano, el razonar… En esos 300 años NO fuimos homo sapiens, sólo fuimos homo… solo ganado… ¿Hay algo más abominable que impedirle al hombre pensar? ¿Existirá a caso algo más perverso que castrar el espíritu de una nación?  ¿Habrá alguna manifestación más fanática y extremista de la ignorancia, que considerar los razonamientos de un hombre, cómo verdades absolutas?
A 500 años de distancia, sólo Michoacán conoce el alfabeto, “Michoacán, primer estado libre de analfabetismo”, reza la perorata oficial, lo que no dice es que seguimos presos de la ignorancia.
Mientras que en Alemania, Holanda, Flandes, Suiza, el norte de Italia, Francia e Inglaterra, se ejercitaba la razón y se derrumbaban los últimos muros medievales, en la Nueva España se levantaban conventos y monasterios tan inexpugnables como los castillos cruzados de San Juan de Acre o Malta.  Inglaterra inauguraba la era “científica del Trinity College, la Nueva España El convento carmelita de los 11 patios, Francia abría a la razón La Sobona, La Nueva España el convento de Santo Domingo y mientras que en Alemania, Inglaterra, Flandes, Holanda, Suiza, Francia e Italia, se abrieron cientos de Universidades y centros de ciencia; en La Nueva España se contaban con los dedos de una mano ¡Con los de una mano! Para que se den una idea de la monolítica ignorancia y cerrazón de la Iglesia.
Mientras que en Prusia Nicolás Copérnico daba a conocer su teoría Heliocéntrica del Sistema Solar, el Santo Oficio de la Inquisición condenaba a Galileo Galilei por publicarla, Leonardo DaVinci tenía que mantener en extremo secreto sus estudios sobre el vuelo y sus experimentos fotográficos, el “Santo Sudario” de Turín es su máxima resultado de estos experimentos, según dicen los entendidos del tema … La Santa Iglesia los consideraba herejía; cuando Torricelli pesó la atmósfera, su estudio tuvo que disfrazarse como un arranque de locura. ¿Pesar el cielo? ¡Qué locura!
Cuando en Inglaterra, Loke, Hume, Berkeley y otros debatían sobre la naturaleza y el entendimiento humano; en Francia Descartes, desarrollaba “El Método”, Diderot comenzaba la era del enciclopedismo; en Holanda, D´Espinoza le daba valor cuantitativo a Dios; en Alemania Leibinz y Wolff anunciaban la ilustración: “El traspaso del poder de Dios al hombre”9.  Aquí en la Nueva España, Sor Juana Inés de la Cruz, tenía que raparse para parecer hombre y así poder entrar a la universidad ¡Ah escribir sonetos!
Para 1800 la masa de analfabetas alcanzó la escandalosa cifra de 6 millones.  Pero la cosa no paró ahí; dada la estructura social de la Nueva España, que principalmente estaba dividida en “gachupines”: peninsulares y criollos, dueños de todo, ya sea por decreto o por herencia; luego estaba el grueso de la población, los mestizos, de los cuales algunos por herencia tenían bienes y cierta influencia secundaria en la corte virreinal, algunos eran acaudalados y letrados en las Santas Escrituras, pero la mayoría era analfabeta; y finalmente los parias de la Colonia, naturales, mulatos y n´mil bizarras combinaciones que el sistema utilizaba para asignar valor a su “ganado de dos patas”, que sólo era dueño del trabajo, la explotación y si bien le iba de algún vomitivo plato de frijoles y unas cuantas “gordas”.  Todo esto a pesar que el Emperador Carlos V había decretado que los llamados naturales y mestizos nacidos en la Nueva España tenían los mismos derechos que cualquier otro súbdito de su Imperio ¡Si, cómo no!
Para administrar La Colonia, el emperador tenía su sistema y el Papa el propio, pero funcionaban como un solo cuerpo, la parte violenta y ejecutora la llevaba acabo el sistema imperial y la planeación, implementación, seguimiento y aseguramiento del cumplimento le correspondía al sistema Papal; no era nada raro, en  aquellos tiempos así funcionaba el mundo occidental y bajo esa estructura se administraba la hacienda pública, salud, educación, desarrollo social y “teo-política” interior y exterior.
En la Nueva España existía la doble tributación, el emperador cobraba sus impuestos y también el Estado Pontificio por la vía de las parroquias; lo que causaba que los estómagos del grueso de la población estuvieran a medio llenar y de los bolsillos, mejor ni hablamos ¡Siempre estaban vacíos!  Y antes de que algún prelado indignado grite y se azote contra la pared vociferando que la iglesia no cobraba impuestos, les voy a recordar algunos: Diezmo, cobro por administración de los sacramentos, cobro por registro de nacimiento, cobro por registro de defunción, cobro por matrimonio, cobro por el “derecho” de ser sepultado en el campo santo; estos eran algunos, hay más; Limosnas, “contribución” para mantener los seminarios, monasterios y conventos, “contribución” para la celebración de las fiestas patronales de cada comunidad ¡No les alcanzó el calendario!  Bueno ¡Hasta muerto hay que pagar impuestos! Las misas por indulgencias.  No. El cielo es caro ¡Muy caro!
En cuanto a la salud y al desarrollo social, ni el emperador ni el Papa consideraban estos rubros.  Sólo algunos frailes descarriados seguidores de la doctrina de Jesús de Nazaret, como Vasco de Quiroga, cariñosamente llamado Tata por los purépechas, enseñaban oficios y fundaban hospitales para mitigar de alguna manera la infrahumana condición de los naturales, desobedeciendo abiertamente las indicaciones Papales.
En cuanto a la educación pública, éste si era un rubro de capital importancia para el Estado Vaticano, que estaba pagando un precio muy, pero muy alto por permitir que cualquier hijo de notable se educara; la herejía de Lutero era un estocada aún abierta y sangrante en las finanzas de Estado Pontificio.  Así que para evitar que los vientos heréticos soplaran como un huracán el la Nueva España y lo arrasaran todo.  La educación corrió al 100% por cuenta de la Santa Madre Iglesia; la cual en su infinito fanatismo e inconmensurable ignorancia, condenó a la oscuridad del analfabetismo al 90% de la población, solamente la Iglesia podía educar; si en algún lugar de Sacro Imperio Romano Germano se aplicaron a pie juntillas los principios Agustinos y los decretos Siricios, fue aquí en el Nuevo Mundo, en las colonias españolas.
-      ¿Y ahora nos encabronamos con Elba Esther Gordillo?
-      Y aun hay más.  La “teo-política” implementada por el Estado Vaticano y ejecutada por el Obispo de México fue una aberración con dos primicias: Una. Los bienes terrenales de La Santa Iglesia son de Dios, por lo tanto son intocables y solo la celestial burocracia puede disponer de ellos.  Dos. Es condición indispensable, profesar la fe Católica para vivir en La Nueva España. ¡Pobres de nosotros, tan cerca de Dios y tan lejos del abecedario!
Las consecuencias de esta estúpida “teo-política”, la seguimos pagando al día de hoy. La población reducida a la miseria intelectual y económica, creció sin conciencia de su potencial, la célebre frase de Amado Nervo “somos arquitectos de nuestro propio destino”, llegó demasiado tarde… México no llegó ni a peón de media cuchara, menos a arquitecto. México creció con el espíritu castrado.
La Iglesia nunca se preocupó por abrir escuelas públicas para educar a la población, disponía de los inmuebles y los recursos humanos y económicos, pero en su infinito fanatismo, su inconmensurable egoísmo y su monolítica avaricia, simplemente acumuló bienes.
La hacienda pública de La Nueva España, estaba permanentemente vacía, con el pago de la doble tributación y la incapacidad administrativa por parte del “teo-gobierno”, ese fue el panorama durante 300 años, panorama que a partir de 1821 empeoraría.  La infraestructura de la colonia jamás se desarrollo ¿Para qué quería la Nueva España carreteras, hospitales, o universidades? Si tenía conventos, catedrales, monasterios y templos.  El grueso de la población crecía desnutrido e ignorante, temeroso de desatar la ira de Dios-Padre.
-      No se de dónde te documentaste, pero ya comienzo a tender puentes sobre los vacíos que me dejaron en la escuela.
-      Una cosa es segura, no fue en los libros gratuitos de la SEP ni con los profesoretes que por desgracia nos educamos y se educan nuestros hijos.
-      No. Si, yo estudié aquí en un colegio de monjas; pero debo confesarles soy muy curioso y tengo vicio por la lectura
-      Aún así ¿Dónde consigue los libros?

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