Todo es Relativo. Menos los Hechos

Todo es relativo. Menos los Hechos. Y son los hechos, la única verdad palpable. A pesar de Voltaire.

Buscar este blog

miércoles, 19 de octubre de 2011

Tiempo para Meditar 1/6

LA ESENCIA ES LA MISMA

“Se trata de realidades contra las cuales es impotente la crítica; realidades que aprisionan con hierros muy verdaderos y pesados a los que no se hace desaparecer con una simple declaración”.
Francisco Rubio Llorente.
“No es la voluntad del hombre lo que hace que algo sea justo o injusto, honesto o torpe, bueno o malo, sino la naturaleza racional del hombre”.
Marco Tulio Cicerón.
“Las palabras y las ideas contenidas en los libros le conducirán en direcciones muy distintas, según sepa organizarlas”
Michael Benoit.
El hombre acude a dios, cuando su razón NO puede explicar su entorno, dios es la respuesta que cubre sus limitaciones, su ignorancia y sus miedos.  El temor a dios, es el principio de la ignorancia.
Juan Carlos Moreno C.
“Jamás, renunciaría la iglesia a su dogma fundacional, fuente de su poder universal”.                                                                            Robert de Craon
Grand Maestre del Temple
“La moral sigue importándonos aunque Dios NO EXISTA”.
                                                                                  Isabel Cabrera.
“Aprendí a comprender y a apreciar la historia en su verdadero sentido.”
Adolfo Hitler. 






ADVERTENCIA
No es este un ensayo con el formalismo ortodoxo que se requiere.  Tampoco es un documento histórico oficial.  Así que los colegas de Luís de Góngora y Argote, y  los discípulos de Herodoto, NO pierdan su tiempo, este documento no es para ustedes.  Escapa a la ortodoxia y a la lisonjearía del formalismo, carece de ese maquillaje de grandeza y no está coronado por un aura de nobleza, como a los que están acostumbrados, todo lo aquí escrito es, desgraciadamente, a la luz de los hechos  ya sea por sus efectos o por sus legados...  Comprobable.
Todos aquellos con espíritu pusilánime o  fanático, evítense una gastritis a causa de las continuas rabietas que seguramente les ocasionará lo que desde el inicio encontrarán, no tienen la razón suficiente para leerlo, menos para comprender y aceptar lo que aquí plasmo, ya que no son cuestiones de fe.
            Pero aquellos que como yo, no están conformes con las respuestas hasta hoy obtenidas, cuando nos cuestionamos ¿Por qué  somos así o por qué estamos como estamos?  Este documento es para ustedes.  Para todos aquellos que al igual que yo, saben, que podemos ser más de lo que somos, es para quién dedico este primer capítulo de una serie que tiene principio pero no se donde la terminaré.
            Muy al contrario a lo que Carlos Fuentes dice.  Yo digo que en México soñamos una novela, pero vivimos una tragedia.  Somos inquilinos de la tierra de las fantasías, pero desgraciadamente propietarios del deteriorado predio de realidad; en México la vida sabe más  a té de manrubio que a jugo de naranja. Afortunadamente “no hay mal que dure mil años. Ni pueblo que los aguante”, ya llevamos 500.  ¡Ánimo!  (Me vi en la forzosa necesidad de modificar el dicho, sólo le agregué un 0 para que cuadrada con la realidad).

Juan Carlos Moreno Contreras




-      Simplemente no las hay, somos así y ya.
-      No mi estimado Don Beto, si las hay, sólo que las respuestas no son simples y la verdad no la queremos escuchar, mucho menos aceptar ¿Por qué los mexicanos somos como somos? ¿Por qué somos así?  Por supuesto que hay respuesta para estas preguntas.  Aquí la cuestión es ¿Queremos escuchar dichas respuestas? Y una mas importante ¿Estamos dispuestos a aceptarlas?
-      Es que los libros de historia, vamos, la historia oficial deja muchos huecos, vacíos de silencio incomprensible y al final no da ninguna respuesta que lo explique.
-      Yo te puedo responder, si quieres, pero te costará algunos cafés y unas cuantas rebanadas de pay de fresa.
-      Yo pago, sale.
Nos encaminamos al café de los Tecolotitos, la tarde era joven, afuera hacía un calor sofocante, molesto y por si eso fuera poco, ni por accidente ni un soplo de brisa, muchas ganas de llegar al departamento pues no tenía, era sábado y había que hacer limpieza; yo no era burócrata, mi trabajo me dejaba generalmente en la reserva de energía, ya que aquí en México hay que trabajar como negro para comer como blanco a dieta; así que una invitación al café con aire acondicionado, el aroma de un exquisito café de Chiapas y un  suculento pay de fresa, eran una oportunidad que no se podía dejar pasar y menos con mi billetera sufriendo bulimia;  Además la posibilidad de exponer mi teoría ante una de las personalidades más comunicativas de la ciudad, eran un cebo imposible de resistir.
-      Mira Don Beto.  La perorata oficial que conocemos como historia de México, y por lo tanto nos define a los Mexicanos; me disculpas pero la voy a dejar de lado, puesto que supongo que todos los que cursamos hasta la preparatoria cómo mínimo ya la conocemos.  El territorio que se conoce como México es un espacio físico ocupado por una dizque nación, conocida generalmente como la Nación Mexicana, pero la realidad es muy diferente.  Los mexicanos somos un conjunto de etnias y extranjeros que habitamos y convivimos en un territorio conocido como México.

Desde la época precolombina el territorio estuvo poblado por un variado mosaico de etnias, con sus muy particulares cosmovisiones y la situación no vario por cientos de años hasta la aparición de los Aztecas, que a base se sangre y muerte formaron su imperio, que jamás llego a ser una nación, pero si fue lo más cercano a una antes de la llegada de Hernaldo Cortes.
Las etnias que conformaban el imperio Azteca, muy en contra de lo oficialmente aceptado tenían su propia cosmovisión, la Azteca, no era la cosmovisión general de los pueblos del altiplano; los Aztecas la imponían y consistía en: Que para que el universo siguiera “viviendo” era necesario ofrendar al florido panteón de Dioses, mediante complejos rituales, el líquido vital, la sangre; por que de no hacerlos, despertarían su enojo y este se manifestaría con la detención del universo mismo y sus apocalípticas consecuencias.   Dicho de cuan forma más cruda, los Dioses Aztecas, exigían un tributo que se pagaba con la vida, para permitir que la misma continuase.

Así pues, en el imperio Azteca, lo más cercano o parecido a una nación, impera una cosmovisión donde el hombre es “favorecido” por sus sanguinarios Dioses, siempre y cuando cumpla con sus rituales;  El hombre del imperio Azteca vive en un cosmos se sumisión, terror y muerte.  Con la sentencia de que su Dios padre volverá para instaurar un nuevo orden.

-      Oye, pero ¿Por qué te vas tan lejos? Yo quiero saber ¿Cómo somos ahora? No como éramos antes.
-      Mi estimado Don Beto, es necesario. Tú no eres el azteca que ofrecía corazones palpitantes a Huitzilopochtli, no eres el azteca que cayó en la gran Tenochtitlan; el azteca es sólo un factor en el producto que hoy tú eres, rasgos de él permanecen en ti, pero eres el producto de dos factores.  El azteca y el español.
-      Yo ¿Qué chingao´s tengo de Español? ¡Yo soy mexicano!
-      Mira hijo de Don Hernaldo Cortes y Doña Malintzin; No hablas Náhuatl, tu nombre es Roberto, de origen germano, traído seguramente por los españoles, hablas español, si te miras al espejo,  éste te devolverá más rasgos hispanos que naturales  y que yo sepa, eres católico, por lo tanto hay mas rasgos hispanos que naturales en ti.
-      ¡Yo soy mexicano!
-      No he dicho lo contrario, al igual que tú, la gran mayoría de los “Mexicanos” no quieren reconocer el factor español que esta indisoluble en cada uno de ellos.
-      ¿Y de ti no?
-      Si.  Pero yo no reniego de el; lo acepto, me acepto.  No puedo renegar de una parte de mí y estar orgulloso de quien soy.  Mira Don Beto, el Factor español, esta indisoluble en la cosmovisión del mexicano de hoy; lo que no sabemos los mexicanos de hoy, es quienes eran los españoles que desembarcaron en la villa rica de Veracruz.  Me parece que eres un profundo seguidor de la leyenda negra, por mi parte, la haré a un lado por considerarla xenófoba y fanática.

Mira, los españoles, al igual que los aztecas, eran y siguen siendo hoy en día un mosaico de etnias tan colorido y variado como el imperio Azteca.  Los españoles eran diferentes a los Aztecas, solo en algunas cosas; éstos si eran una nación dispuesta a forjar un imperio; tenían un cosmovisión que les permitía, es más, ¡les exigía! Forjar un imperio, para así pagar el tributo que su Dios esperaba de ellos; a diferencia del tributo Azteca, el tributo del Dios español era el “alma” y no la vida del hombre.  Los medios para conseguir dicho tributo eran tan salvajes y sanguinarios como los de los aztecas.  Otra diferencia entre la cosmovisión Azteca y la Española era la cantidad y esencia de dioses de su panteón; La mitología del español que llegó a México, constaba de un Dios-Padre.  Dueño y señor omnipresente, omnipotente y atemporal.  En otras palabras, dueño de todo lo material y lo espiritual.  Este Dios-Padre de manera unilateral establece con el hombre una alianza, la cual, en esencia estipula, que sí el hombre cumple con una serie de rituales y soportar de manera estoica, los sufrimientos y penurias que este le mande; será recompensado con bendiciones materiales en esta vida.

Para el español, Dios-Padre es un ser caprichoso, iracundo, sádico, con una personalidad bipolar que infunde al español “temor”, temor que a diario es avivado al realizar los rituales que éste debe cumplir para no romper la alianza.  El Dios-Padre del español, le promete bendiciones, pero solo le da penurias; le promete la bondad, pero solo le da temor, en otras palabras, es un Dios y Demonio en el mismo ente.

El siguiente Dios del panteón español, es el Dios-Hijo, que viene a ser un Dios segundón algo así como un semidios al estilo griego, pero es más popular, ya que éste no es ambivalente.  Identificado como Jesucristo, hijo de Dios-Padre, el español lo concibe como “hijo” literalmente.  En esencia, el Dios-Hijo es todo bondad, no exige rituales solo cumplir con un mandamiento, “amarse los unos a los otros”.  No ofrece bendiciones; propone soportar en esta viada el sufrimiento y miseria mandados por el Dios-Padre, con la promesa de una mejor vida después de la muerte.

Para el español, el Dios-Hijo termina siendo su Dios Principal, porque representa el fin de los sacrificios exigidos por el demoniaco Dios-Padre; ya que con su sacrificio supremo, la muerte en la cruz ordenada por el Dios Padre y ejecutada por “sus hijos” (o sea nosotros, los hombre), éste libera de la pesada carga de rituales y sacrificios al hombre.  En retribución a esta suprema manifestación de amor de Dios-Hijo hacia los hombres, el español siente la obligación de “convertir y guiar” a las almas del resto de la humanidad hacia el reino prometido por éste.

El tercer Dios del panteón español, es el Dios-Espíritu, aunque sea parte según la mitología del español, del Dios-Padre y del Dios-Hijo, éste es un Dios tercerón, una especie de adorno místico.  Representa solamente la iluminación de su alma, para que ésta le permita actual de la forma que sea, con el fin de de cumplir con la obligación que siente hacia el Dios-Hijo.  Este Dios-Espíritu no pide nada, al contrario, da todo y justifica todo.  Quizá por ello, es relegado a un rincón.  Finalmente vienen los semidioses encabezados por la Diosa-Virgen-Madre del Dios-Hijo.  Ésta es el vínculo directo entre el español y el Dios-Hijo, ella le confirma que la única forma, el único camino para llegar a la “vida eterna”; es soportar el sufrimiento y la miseria con absoluta resignación, esperando ver en la vida después de la muerte, cumplirse la promesa de una vida eterna llena de bienaventuranzas.
-      Bueno, sigo sin entender por que te vas tan atrás en el tiempo, pero imagino que si no te interrumpo tendrá sentido al final de la plática; lo que no entiendo es ¿Qué es la cosmovisión? Y lo que me ofende es que etiquetes a mi religión como mitología.
-      Don Beto, en palabras de Wilhelm Dilthey, quien acuñó el término. “Cosmovisión es el conjunto de opiniones y creencias que conforman la imagen o concepto general del mundo que tiene una persona, época o cultura, a partir del cual interpreta su propia naturaleza y la de todo lo existente”1. Y  etiqueto a tu religión como mitología porque es un conjunto de narraciones, originalmente orales, relativamente cohesionados entre sí, que explican de manera alegórica los fenómenos y secesos que conforman tu religión, ya que tienen un carácter antiverídico, ambiguo o misterioso.
-      No entiendo muy bien, pero continúa.
-      Gracias.  Es evidente que la cosmovisión del español es extremadamente compleja y ambigua, llena de misterios irracionales enmascarados de seudo verdades que al paso del tiempo se han vuelto “verdades monolíticas”.  La cosmovisión española sitúa al hombre en un universo regido por una trinidad principal, compuesta de un solo Dios manifestado en tres diferentes sujetos, donde los dos sujetos menores están en abierta contradicción con el primero, tanto en sus designios como en sus doctrinas y promesas de salvación; donde el hombre vive con el TEMOR que le infunde el sujeto principal, pero se aferra a la nueva alianza pactada con el segundo sujeto, ya que ésta carece de TEMOR y SUFRIMIENTOS, está llena de alivio y esperanza; alivio para soportar la incuestionable voluntad del sujeto principal y esperanza en una mejor vida después de la muerte; finalmente, el tercer sujeto de esta misteriosa trinidad es el que le da al hombre la “iluminación” para actuar y justifica las acciones hechas en pos de cumplir con las alianzas establecidas con los otros dos sujetos.
-      No me gusta el tono en el que te refieres a la Santísima Trinidad.
-      Te pido una disculpa por ello, pero no tengo otro.  Por otro lado, la cosmovisión azteca, sitúa al hombre en un universo lleno de Dioses que demandan del hombre su posesión más valiosa…  La vida misma, ésta es necesaria para mantener al universo en un continuo funcionamiento; al ser ofrendada a los Dioses, éstos derraman bendiciones sobre los hombres; la ofrenda evita su IRA, la cual se manifiesta en calamidades (malas cosechas, sequías, inundaciones, enfermedades).  Finalmente, existe la profecía de que Quetzlcoatl su dios principal regresará a imponer un nuevo orden.
Como vez, las diferencias entre estas dos cosmovisiones no son tan profundas o lejanas como de inicio parece.  La española, demanda acciones para “convertir y guiar” el alma del hombre y ofrendarla a su Dios, en agradecimiento de todas las bendiciones que de éste recibe aquí en esta vida y las que recibirá en la vida después de la muerte.  Y la azteca demanda acciones para ofrendar la vida del hombre para recibir bendiciones en esta vida. Así, como puedes ver, las diferencias son mínimas, pero las coincidencias son enormes, en ambas cosmovisiones, el TEMOR a la IRA  de los Dioses es común, también lo es, el sometimiento absoluto del hombre a la voluntad divina. Tu Dios, todo; yo hombre nada.  Otra similitud es la aceptación de los caprichos de los Dioses sin que el hombre pueda hacer nada, excepto resignarse y por último la promesa de un nuevo orden, traído con el regreso de Dios.
-Estoy como “nokeado”, nunca me había plantado las cosas de esta manera, aunque realmente aun no me queda claro por que te fuiste tan lejos en el tiempo y que relación tienen con la pregunta, estas cosmovisiones.
-Con la pregunta de entrada quizá no tenga mucho que ver, pero si con la respuesta.  Voy a parafrasear a Pedro Abelardo, “es el consentimiento interior del acto, el que nos licencia para actuar”.  Nadie podemos hacer lo que interiormente no consentimos; lo que interiormente no nos permitimos.  Para ti, seria un pecado matar a alguien por que te ofenda, para un Samurai no lo es, para ti es un pecado la usura, para un judío no lo es.  Su cosmovisión concibe el acto de forma muy diferente a como tú lo concibes.
Ahora, imagina el encuentro de estas dos civilizaciones, ambas se encontraban en plena expansión, ambas eran el pináculo máximo de lo que podían llegar a ser por si

No hay comentarios:

Publicar un comentario